La Palabra de Dios

Evangelio según Mateo 13.31-39

Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.

Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.

campo de espigas

Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba; para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: abriré en parábolas mi boca; declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo.

Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.


Reflexión

Hoy nos ofrece la reflexión de la Palabra el padre Juan Carlos González

La naturaleza que vio y vivió Jesús

En su vida, entre las personas de su época Jesús, contempló una naturaleza muy extrema: en no muchos kilómetros pasaba de la tierra voraz de Galilea al desierto de Jericó. En sus recorridos el Hijo se cruzaba con la vegetación, sicomoros, higueras, viñas, árbol de la mostaza, y esos elementos que él contemplaba fueron la base de sus parábolas.

bosque en otoño

Esa naturaleza es la que sigue cruzándose en nuestro existir, del detenerse con el ciclo invernal a la alegría de recoger sus frutos en otoño. Cuando una capa de nieve cubre nuestros campos, parece que nada volverá a brotar, pero, aquí nos mueve la Fe, a creer contra toda desesperanza. El ciclo vuelve, el sol y el agua, esa bendición De Dios hace resurgir la vida. El fruto se recibe con gozo y esto mueve a la humanidad a dar gracias a Dios. Árboles, sequías, lluvias, semillas, acción de Gracias. Jesucristo vivió con la naturaleza y aprendió de ella.

Que esa obra perfecta nos ilumine para respetar la creación y dar gracias a Dios por cuidar, lo que muchas veces, poco respetamos como humanos.

Gracias por la bendición que es convivir con tu naturaleza. ¡Gracias Jesús! tú, sí que entendemos que la disfrutaste.


Oración para la semana

Dios eterno

coronas el año con tu bondad

y nos das los frutos de la tierra a su tiempo:

concédenos que los usemos para tu gloria,

para el alivio de los necesitados y para nuestro propio bienestar;

por Jesucristo tu Hijo nuestro Señor,

que vive y reina contigo,

en la unidad del Espíritu Santo,

un solo Dios, ahora y por siempre.

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