Propio 15
Evangelio según Juan 6. 51-58
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Yo soy el pan vivo, que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne, para que el mundo tenga vida».
Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Jesús les dijo: «Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.
Éste es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre»
Evangelho segundo João 6. 51-58
Naquele tempo, disse Jesus às multidões dos judeus: “Eu sou o pão vivo descido do céu. Quem comer deste pão viverá eternamente. E o pão que eu darei é a minha carne dada para a vida do mundo”.
Os judeus discutiam entre si, dizendo: “Como é que ele pode dar a sua carne a comer?”
Então Jesus disse: “Em verdade, em verdade vos digo, se não comerdes a carne do Filho do homem e não beberdes o seu sangue, não tereis a vida em vós. Quem come a minha carne e bebe o meu sangue tem a vida eterna, e eu o ressuscitarei no último dia. Porque a minha carne é verdadeira comida e o meu sangue, verdadeira bebida. Quem come a minha carne e bebe o meu sangue permanece em mim e eu nele.
Como o Pai, que vive, me enviou, e eu vivo por causa do Pai, assim aquele que me recebe como alimento viverá por causa de mim. Este é o pão que desceu do céu. Não é como aquele que os vossos pais comeram. Eles morreram. Aquele que come este pão viverá para sempre”.
«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo»
Reflexión
“YO SOY EL PAN VIVO BAJADO DEL CIELO”
Del Dios con nosotros, al Dios entre nosotros y ahora al Dios dentro de nosotros. En este juego de palabras hay un proceso continuo de descubrimiento del pueblo de Dios con la Trinidad. Un Dios que hace parte de nuestra Historia y de la Historia personal, no solo como colectivo sino como Hijo(a) de Dios. Un Dios que se acerca a nuestras realidades más profundas, que camina con nosotros y que quiere habitarnos y alimentarnos.
Ayer veía la elaboración de uno de los platos tradicionales de Colombia, que hacían nuestros ancestros. El famoso “Bijao” o “Fiambre” con hoja de plátano con la cual se envuelve arroz, verdura, carnes y huevo con un guiso y se amarra para colocar a cocinar en una olla. Es una comida para el camino, para los viajes. Y conserva un sabor delicioso por la hoja de Bijao.
Una característica de la Iglesia es que es peregrina, vamos de camino al Padre y en ese salir en busca de la Jerusalén Celestial se nos presentan muchas vicisitudes, como decimos aquí “el camino es culebrero” debemos aprontarnos por el camino. Tenemos necesidades que debemos cubrir por el camino. Tenemos hambre y sed de Dios! Necesitamos no solo maná, no solo el “Fiambre”, necesitamos verdadera comida espiritual. Jesucristo es esa comida en la misma Eucaristía. El “YO Soy Pan Vivo” es una frase que debemos hacer vida cada vez que le recibimos pues nos debe llevar a darnos a los demás. A partir y compartir con el más necesitado. No somos judíos para escandalizarnos… aquí diríamos “es un Dios que se nos metió al rancho para quedarse” y somos nosotros quienes le vamos a permitir habitarnos para Ser Eucaristía.
No podemos olvidar la promesa “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida Eterna y yo lo Resucitaré el último día” Es una invitación que no podemos despreciar. En estos días escuchábamos la palabra de Dios y el profeta Ezequías tenía que comerse un escrito con sus “Ayes” para ir a predicar. Ya no solo es la Palabra de Dios o las enseñanzas de Cristo que debemos digerir, es Todo un Dios que debemos degustar, que debemos digerir, el cual será nuestro alimento. Que su Cuerpo, su carne pasa a Ser cuerpo nuestro, Sangre Nuestra, verdadero alimento de Salvación, entonces va a correr la Buena Nueva por nuestras venas… Seremos Buena Nueva de Salvación.
Cuantos de nosotros cuando vemos nuestro hijo o hija recién nacido en la contemplación decimos esta expresión “Te quiero comer a besos” con cuanta ternura expresamos ese deseo. Hoy podemos acercarnos a este Misterio Eucarístico y decirle al Señor que no solo quiero comerte a besos. Quiero que tú seas mi alimento Espiritual “Te quiero comer una y mil veces”.
Rvdo. P. Guillermo Gil
Colecta
Dios de misericordia constante
que enviaste a tu Hijo para salvarnos:
recuérdanos tu bondad,
aumenta tu gracia en nosotros,
para que crezca nuestro agradecimiento,
por Jesucristo nuestro Señor. Amén.