La Palabra de Dios
Mateo 9. 35 – 10. 1-23
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.
Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia. Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo, y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis. No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre; ni tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en una ciudad o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludadla con la paz; si la casa se lo merece, vuestra paz vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros. Si alguno no os recibe o no escucha vuestras palabras, al salir de su casa o de la ciudad, sacudid el polvo de los pies. En verdad os digo que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra, que a aquella ciudad.
Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis.

Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero ¡cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán. Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. En verdad os digo que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre.
Reflexión
Hoy nos ofrece la reflexión de la Palabra el padre Ignacio Belo
Hoje, a liturgia oferece-nos um texto de Mateus, sobre a missão dos doze e de todo o processo que deve acompanhar a sua acção missionária.
É no contexto da pregação do Reino dos Céus, feita por Jesus, depois de narrar dez milagres, a saber: a cura de um leproso; a cura do servo do Centurião; a cura da sogra de Pedro; a tempestada acalmada; os endemoninhados e os porcos; a cura de uma paralítico; a cura da hemorroíssa; a ressurreição da filha de um chefe; cura de dois cegos; cura de um mudo, que temos este discurso apostólico sobre a missão dos apóstolos.
Jesus andava de cidade em cidade, a ensinar nas ruas e sinagogas, pregando a Boa Nova do Reino, curando doenças e enfermidades. Os seus ouvintes estavam cansados e abatidos, desgovernados, com vidas sem sentido, desorientados, necessitando de quem lhe traga esperança e novo sentido para a sua existência.
É neste contexto, de trazer esperança e sentido para a existência humana, que Jesus se apresenta, associando à sua missão, outros, os apóstolos, com disponibilidade, para com o Mestre: expulsar espíritos impuros, curar os doentes, superar enfermidades, ressuscitar mortos, expulsar demónios. O que estão a receber de graça é para ser distribuído de graça, proclamando que o Reino dos Céus está próximo.
Despois de anunciar a missão e o sentido apostólico e do confiar a pessoas concretas, os apóstolos, com atitudes de desprendimento das coisas, discernir pessoas capazes de participarem com eles nessa sua tarefa, usando de prudência, sabendo que a vida é muito dura, injusta, serpenteosa, porque as pessoas são desse jeito e se comportam de forma estranha.
O mundo a que somos enviados hoje é o mesmo, com a mesma malícia, os mesmos sinédrios, a mesma má língua, as mesmas flagelações, os mesmos tribunais públicos. Ajudando os apóstolos, desta forma, a perceber, que se as dificuldades vem por serviço a Deus, o Espírito de Deus atuará presente neles, através da sua missão e do seu envio.
O encontro com Deus, acontece agora, não o deixemos apenas projetado para o futuro. Se não vivemos já, esta intimidade de Reino dos Céus, não experimentamos o que acontecerá no futuro. Deixo a todos a benção de esperança e fé, que a paz e a confiança, nos ensine a ser os apóstolos de hoje, percorrendo a nossa vida, com novo sentido apostólico.
Oración de colecta:
Creador fiel,
cuya misericordia nunca falla:
aumenta nuestra fidelidad a ti
y a tu Palabra viva,
Jesucristo nuestro Señor. Amén.