IV Domingo tras Trinidad

La Palabra de Dios

Mateo 10. 40-42

El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».


Reflexión

Hoy nos ofrece la reflexión de la Palabra J. Carlos López

Jesús insiste en que confiemos, que cuanto más nos entreguemos al amor de Dios más iremos perdiendo nuestro egoísmo y nuestro corazón estará pleno del amor incondicional de Dios.

…el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.

Este pasaje nos muestra la importancia de la hospitalidad y la acogida en la vida cristiana. Jesús nos dice que cuando recibimos a alguien que viene en su nombre, lo estamos recibiendo a él mismo y al Padre que lo envió. Así, nos invita a abrir nuestro corazón y nuestra casa a los que nos anuncian la palabra de Dios, a los que practican la justicia y a los que necesitan nuestra ayuda. No se trata de dar grandes cosas, sino de compartir lo que tenemos con amor y generosidad. Jesús nos asegura que Dios no dejará de recompensarnos por este gesto de fraternidad y solidaridad.

Así sea.


Oración de colecta:

Padre misericordioso,

por la obediencia de Jesús

trajiste la salvación a nuestro mundo descarriado:

atráenos a la armonía con tu voluntad

para que todas las cosas sean restauradas en Él,

nuestro Salvador Jesucristo. Amén.

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