Propio 20
La Palabra de Dios
Mateo 20. 1-16
Pues el reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo: “Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido”. Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: “¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?”. Le respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Él les dijo: “Id también vosotros a mi viña”. Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: “Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”. Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo: “Estos últimos han trabajado solo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”. Él replicó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”. Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos».
Reflexión
Hoy nos ofrece la reflexión del Evangelio Francis Ortiz, Guardián de San Jorge
Tenemos hoy con nosotros un texto muy especial del evangelio de Mateo, Mt 20, 1-16, que habla de los trabajadores de la viña. Si bien Mateo reunió en su crónica los dichos de Jesús, organiza a su modo y de manera didáctica esos dichos tomados de colecciones previas. Así recibimos su mensaje prístino.
Se dice en el texto: “Así los últimos serán primeros, y los primeros, últimos”. Sin duda los llamados a primera hora son los judíos; los llamados después son los gentiles. Al dar a todos el jornal completo, el dueño de la viña da pruebas de una bondad que sobrepasa la justicia. Así dice en el versículo 13: “Amigo, no te hago ninguna injusticia”. Unos y otros viven y laboran la misma viña, a fin de cuentas. ¿Acaso es un mensaje destinado a un ecúmene de fes distintas bajo un solo Dios?
“Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”. Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos».
El reino de los cielos es descrito aquí como una suerte de viña, donde los creyentes son como obreros recolectores. Cada cual reúne la uva que sabe o puede y sin embargo es pagado con equidad su paga espiritual. Como figura, la viña, me vale, pero igualmente la veo como un almacén de miel espiritual. Porque yo lo veo también de este modo: los obreros de la viña vienen a ser como esas abejas que recogen de las flores su alimento, y lo convierten en deliciosa miel. Del mismo modo los hombres creyentes deberán recoger, guiados por el Ruh, esto es, el Espíritu, el néctar del desarrollo espiritual. Así cada obrero de la viña, cada abeja del panal, recolecta según su quehacer y calidad esotérica.
En este pasaje encontramos una Enseñanza nueva, que va al corazón del Hombre. Y es que la miel también varía de calidad, tiene diferentes colores y aromas. Los seguidores de esta nueva Enseñanza sabrán añadir cada uno los ingredientes necesarios para su crecimiento religioso, ya sean gentiles o no. Pues todos los que estamos en el Camino enderazado vivimos en la misma viña, en el mismo panal.
Oración de colecta:
Señor de la creación
cuya gloria está a nuestro alrededor y dentro de nosotros:
abre nuestros ojos a tus maravillas
para que te sirvamos con reverencia
y conozcamos tu paz al final de nuestras vidas,
por Jesucristo nuestro Señor. Amén.