La Palabra de Dios

Marcos 13. 24-37

En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria; enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. Aprended de esta parábola de la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros que esto sucede, sabed que él está cerca, a la puerta. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, solo el Padre. Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!».


Reflexión

Hoy nos ofrece la reflexión del Evangelio J. Carlos López

Jesús de nuevo vendrá en gloria con sus ángeles y a todos nos llamará y nos juzgará: a unos nos pondrá a su izquierda y a otros nos pondrá a su derecha. Entonces, Él, el Rey, dirá: ovejas, venid a mi heredad, mi Reino tenéis preparado, porque cuando tuve hambre tus panes me la quitaron…

Entonces muchos le diremos: Señor nunca te vimos pasando hambre, ni enfermo, ni desnudo. Y Él nos dirá: todo aquello que hicisteis a los pobres a mí me lo hicisteis; y a quienes el mal hicieron, al fuego serán echados.

Jesús es nuestra estrella que nos guía, el faro, el fanal que alumbra nuestro caminar hacia esa parusía. Él siempre está ahí, cercano, para ayudarnos en la travesía de nuestra vida espiritual. Debemos mantener esas velas encendidas que simbolizan el triunfo de la luz sobre la oscuridad; debemos estar despiertos a los signos que nos marcan el sendero de esa luz divina que pretendemos alcanzar…

Adviento, tiempo para reordenar y renovar nuestro interior; tiempo para redirigir nuestro espíritu hacia Él, el gran centro de nuestro universo. Un tiempo para la reconciliación con los demás y con nosotros mismos. Un tiempo para seguir descubriendo los misterios de Dios. Un tiempo para regalarnos reflexión, espiritualidad, intimidad con Él. Un tiempo para esperar con alegría a ese niño que volverá a nacer en todos nuestros corazones y renovar nuestro encuentro con Dios.

Sí, Señor, estamos y estaremos atentos porque solo en Ti encontramos toda nuestra plenitud y solo en Ti confiamos. Guíanos Señor hasta tu puerto. Así sea.


Oración de colecta

Dios todopoderoso,

en el amanecer de tu reino,

vuélvenos de las tinieblas del pecado

a la luz de la santidad,

preparados para salir a tu encuentro

en nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Amén.

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