Propio 13
Evangelio según Juan 6. 24-35
En aquel tiempo, cuando la gente vio que en aquella parte del lago no estaban Jesús ni sus discípulos, se embarcaron y fueron a Cafarnaúm para buscar a Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo llegaste acá?» Jesús les contestó: «Yo les aseguro que ustedes no me andan buscando por haber visto señales milagrosas, sino por haber comido de aquellos panes hasta saciarse. No trabajen por ese alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna y que les dará el Hijo del hombre; porque a éste, el Padre Dios lo ha marcado con su sello».
Ellos le dijeron: «¿Qué necesitamos para llevar a cabo las obras de Dios?» Respondió Jesús: «La obra de Dios consiste en que crean en aquel a quien él ha enviado». Entonces la gente le preguntó a Jesús: «¿Qué signo vas a realizar tú, para que la veamos y podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo».
Jesús les respondió: «Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al mundo».
Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan». Jesús les contestó: «Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed».
Evangelho segundo João 6. 24-35
Naquele tempo, quando a multidão viu que Jesus não estava ali, nem os seus discípulos, subiram às barcas e foram à procura de Jesus, em Cafarnaum. Quando o encontraram no outro lado do mar, perguntaram-lhe: “Rabi, quando chegaste aqui?”
Jesus respondeu: “Em verdade, em verdade, eu vos digo: estais me procurando não porque vistes sinais, mas porque comestes pão e ficastes satisfeitos. Esforçai-vos não pelo alimento que se perde, mas pelo alimento que permanece até a vida eterna, e que o Filho do Homem vos dará. Pois este é quem o Pai marcou com seu selo”.
Então perguntaram: “Que devemos fazer para realizar as obras de Deus?”
Jesus respondeu: “A obra de Deus é que acrediteis naquele que ele enviou”.
Eles perguntaram: “Que sinal realizas, para que possamos ver e crer em ti? Que obra fazes? Nossos pais comeram o maná no deserto, como está na Escritura: ‘Pão do céu deu-lhes a comer’”.
Jesus respondeu: “Em verdade, em verdade vos digo, não foi Moisés quem vos deu o pão que veio do céu. É meu Pai que vos dá o verdadeiro pão do céu. Pois o pão de Deus é aquele que desce do céu e dá vida ao mundo”.
Então pediram: “Senhor, dá-nos sempre desse pão”.
Jesus lhes disse: “Eu sou o pão da vida. Quem vem a mim não terá mais fome e quem crê em mim nunca mais terá sede”.
«Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed».
Reflexión
Jesús, el pan que transforma
Muchas veces nos encontramos buscando a Dios por motivos equivocados, a igual que los discípulos, que lo siguieron después de la multiplicación de los panes. Buscamos siempre señales, satisfacciones inmediatas, incluso milagros: deseamos ese “pan del cielo” para llenar nuestro vacío interior pero, en realidad, olvidamos que el verdadero alimento es el que nutre nuestra alma.
Al igual que el maná que alimentó al pueblo de Israel en el desierto, Jesús es el alimento espiritual que nos sostiene en nuestro camino de fe. Pero este alimento no es solo para nuestro consumo individual; es un banquete al que estamos invitados a compartir con toda la comunidad de creyentes.
Jesús nos invita a ir más allá de lo material, de lo que es pasajero. La verdadera vida, la paz que buscamos, no se encuentra en las cosas de este mundo, sino en la relación con Él: “Soy el pan de vida, alimento que sacia tu alma”.
“El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed”. Si aceptamos a Jesús como nuestro Salvador y como nuestro Señor, recibimos su amor incondicional, recibimos esa fuerza que nos sostiene en todo momento. Él nos alienta y nos alimenta en este caminar, lo sentimos siempre a nuestro lado.
En este pasaje, lleno de vida, Jesús nos invita a profundizar en su relación con Él ¿Cómo lo podemos hacer? Con oración constante, con la lectura de la Biblia… También nos invita a buscar su voluntad, a aprender a confiar en su guía y dirección. Nos enseña a compartir su amor con los demás.
Dios es un verdadero Padre cercano, lleno de compasión y misericordia. No tenemos que tener miedo de abrir nuestros corazones y compartir con Él nuestras dudas, miedos y anhelos. Él está siempre con nosotros para escucharnos y acompañarnos en cada paso de nuestro camino.
Dios siempre nos colma de bendiciones. Que así sea.
J. Carlos López
Colecta
Señor del cielo y de la tierra,
como Jesús enseñó a sus discípulos a ser persistentes en la oración,
danos paciencia y valor para no perder nunca la esperanza,
sino para llevar siempre nuestras oraciones ante ti;
por Jesucristo nuestro Señor. Amén.