La Palabra de Dios
Segundo domingo de Adviento
Evangelio según Lucas 3. 7-18
Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: !Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?
Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.
Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego.
Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos?
Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.
Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos?
Él les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado.
También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario.
Como el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo, respondió Juan, diciendo a todos:
Yo, en verdad, os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.
Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo.
Reflexión
Hoy nos ofrece la reflexión de la Palabra el padre Guillermo Gil desde Colombia
Segundo domingo de adviento y el evangelio de San Lucas nos presenta a Juan el Bautista “la Voz que clama en el desierto” anunciando la buena nueva en el Jordán diciendo que otro con más poder vendrá a bautizar con Espíritu y Fuego.
Tanto el que predica se prepara como el que recibe la predicación espera ese advenimiento del Hijo del Dios Vivo. Ambos deben dar frutos dignos de arrepentimiento, porque el árbol que no da buen fruto se corta y se hecha al fuego.
¡Entonces la espera nunca es pasiva! Es una espera que requiere de unos preparativos internos y otros externos.
La semana pasada, luego de la Eucaristía, en un barrio donde se comercializa calzado en mi ciudad, la gente me invitó a bendecir algunos locales comerciales. Y durante el recorrido por más de 3 horas muchos se acercaban a que les bendijera y les hiciera aspersión con el agua bendita.
El mensaje que les daba a ellos era el siguiente: primero omaba la flor que trajeron “Estrella de Belén” y la acercaba al corazón de cada uno… Bendecía ese corazón que debía convertirse en una verdadera posada para recibir al Hijo del Dios Vivo y los invitaba a prepararse para el nacimiento de Jesús en sus corazones y para la Segunda Venida de nuestro Señor Jesucristo.
Y les decía que debían limpiar ese corazón para que el Señor lo pudiera habitar. En esta oportunidad, él no buscaba ningún establo sino un corazón digno. Y para ello era necesario la oración, el estar arrepentido y salir al encuentro del que sufre para compartir lo que tenemos.
Hoy el evangelio nos recuerda la caridad en tiempo de adviento: vestir al que no tiene y dar de comer al hambriento.
Y a los publicanos que estaban por bautizar…no exigir más que lo ordenado –no robar-. Y a los soldados que preguntaron a Juan que hacer? El les dijo: “No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario”.
Es de anotar que la caridad y cumplir los mandamientos son también requisitos necesarios para este tiempo de adviento los cuales debemos asumir.
Ahora que estamos decorando nuestros hogares me pregunto: ¿De qué nos sirve colocar luces intermitentes en nuestro exterior, si la luz para recibir a Cristo está apagada en el interior? La Alegría de recibir a Cristo debe salir del interior de cada uno y compartir esa luz con los demás.
Pidámosle al Señor en este Segundo Domingo de Adviento que nos permita Ser Luz para otros en esta Navidad, con nuestro ejemplo de valores evangélicos practicando la caridad… recordemos que solo puede ser Belén en nuestro corazón si tenemos un corazón arrepentido y si acogemos al otro, si le recibimos y lo invitamos a quedarse para siempre.
Oración para la semana