Quinto Domingo de Pascua

La Palabra de Dios

Juan 14. 1-14

No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino». 

Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». 

Jesús le responde: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto». 

Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». 

Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. 

Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré. 


Reflexión

Hoy nos ofrece la reflexión el padre José Antonio J. Rojas

En ocasiones, por muchos motivos y circunstancias, nos sentimos “perdidos” y no sabemos dónde estamos, todo nos parece confuso y sin sentido, e incluso nos preguntamos a nosotros mismos: ¿dónde vamos o para qué vivimos?

Pues bien, el Evangelio de hoy nos «Grita» la respuesta y nos dice que Jesús es nuestro camino hacia Dios, hacia nuestros hermanos e incluso hacia nosotros mismos.

Fotografía de un camino de tierra flanqueado por árboles

EL nos acompaña en el caminar de la vida y nos dice:

«No se turbe tu corazón, cree en Dios y cree también en mí.

Y aunque nos preguntemos, al igual que Tomás:

¿cómo podemos saber el camino?

A ti y a mi nos responde:

«Yo soy el camino y la verdad y la vida».

No perdamos el «rumbo». Solo tenemos que vivir como Cristo vivió, amando al Padre y a los hermanos, y solo así podremos ser verdaderos seguidores de Cristo.

Que así sea.


Oración de colecta:

Cristo resucitado,

tus heridas declaran tu amor por el mundo

y la maravilla de tu vida resucitada:

danos compasión y valor

para arriesgarnos por aquellos a quienes servimos

para gloria de Dios Padre. Amén.

Comparte