Hugo, cartujo y obispo
Hugh de Avalon o Hugo de Borgoña nació en 1135 en el Castillo de Avalon, cerca de Pontcharra, en Borgoña (Francia); pero es mejor conocido por Hugo de Lincoln, por ser consagrado obispo en esta ciudad de Inglaterra.
Cuando su madre Ana murió, su padre se retiró al monasterio agustino de Villard-Benoít (cerca de Grenoble en Francia, y por tanto de la Gran Cartuja). Se llevó consigo a su hijo, quien se hizo religioso.
Alrededor del 1159 fue enviado como diácono a otro monasterio, donde de esforzaba cada día a pesar de estar cada día más convencido de querer dedicarse a la vida contemplativa.
Visitó en compañía del prior de Villard-Benoît, la soledad de la Gran Cartuja, que entonces tenía como prior a Dom Basil al que confesó su deseo aceptar la regla de la cartuja.
Aunque su prior le puso muchas trabas, Hugo volvió a la Gran Cartuja como novicio en 1153.
Poco después de su profesión el prior le confió el cuidado de un monje muy anciano y enfermo del que recibió la instrucción necesaria para prepararse para el sacerdocio.
Después de diez años con los cartujos, se le confirió el oficio de procurador, que ejerció hasta 1180, cuando abandonó la Gran Cartuja como prior de la primera cartuja inglesa, en Witham, situada en Sommerset y fundada por Enrique II en compensación por no haber ido a la Segunda Cruzada y como penitencia por haber asesinado a Tomás Becket (1118-1170).
En mayo de 1180, Enrique reunió un consejo de obispos y barones en la abadía de Eynsham para deliberar sobre los asuntos del estado en general.
La ocupación de las sedes episcopales vacantes estaba legislada entre otros, por los cánones de Lincoln, que había estado sin obispo durante dieciséis años.
Se ordenó que se celebraran elecciones y tras alguna discusión fue elegido el candidato real, Hugo, prior de Whistham. Hugo rehusó porque la elección no había sido libre.
Una nueva elección según las normas canónicas fue votada en Lincoln y no en la capilla privada del rey, y volvieron a elegir unánimemente a Hugo que volvió a negarse, hasta que el prior de la Gran Cartuja, su superior, dio su consentimiento, y envió a Inglaterra una embajada especial.
Hugo consagrado en la capilla de santa Catalina, de la abadía de Westminster, el 21 de octubre de 1181, por el arzobispo Balduino de Canterbury.
Ocupó su sede de la catedral de Lincoln el 29 de septiembre y enseguida puso manos a la reforma.
También reconstruyó la catedral de Lincoln, destruida por el terremoto de 1185, aunque la mayor parte de lo que ahora existe es posterior, aun queda parte del coro, y es uno de los más hermosos ejemplos del temprano estilo gótico apuntado inglés.
En julio de 1188 fue como embajador ante el rey francés y estaba en Francia cuando Enrique murió. Volvió al año siguiente y estuvo presente en la coronación de Ricardo.
En un concilio celebrado en Oxford, 1198, el arzobispo Hubert, principal ministro, pidió a los obispos y barones una gran concesión de dinero y caballeros para las guerras del rey en el extranjero.
Hugo rehusó sobre la base de que no estaba obligado a proveer de dinero o soldados para guerras fuera de Inglaterra. Le secundó Herbert de Salisbury y el arzobispo tuvo que ceder.
Ricardo entró en uno de sus ataques de furia y ordenó la confiscación de las propiedades de Hugo, pero nadie se atrevió a ponerles las manos encima.
El santo viajó a Normandía, se encontró con Ricardo en el Castillo Garillard y habiendo conseguido el perdón real y su admiración por su extraordinaria valentía
Una vez más hubo de oponerse Hugo a las demandas de Ricardo: esta vez quería dinero del capítulo de Lincoln. Cruzando otra vez para ir a Normandía, llegó inmediatamente antes de la muerte del rey y estuvo presente en las honras fúnebres en Fontevrault.
Asistió a la coronación de Juan en Westminster en mayo de 1199, pero pronto volvió a Francia para ayudar al rey en los asuntos del estado.
Defendió con valentía los derechos de la Iglesia, frente a las intromisiones de tres reyes que él conoció, siendo llamado Martillo de reyes. Alternaba sus quehaceres pastorales con la vida retirada de la cartuja de Witham.
Visitó la Gran Cartuja en el verano de 1200 y fue recibido en todas partes con muestras de extraordinario respeto y amor.
Al volver a Inglaterra sufrió unas fiebres y murió unos pocos meses después, el 16 de noviembre, en el Old Temple, la residencia de los obispos de Lincoln en Londres.
El primado condujo las exequias en su catedral de Lincoln y el rey Juan ayudó a llevar el féretro hasta su tumba en el transepto noreste.
En 1220 fue canonizado por el papa Honorio III y sus restos fueron trasladados solemnemente en 1280 a un lugar prominente en el gran transepto sur.
Un magnífico relicario de oro con sus restos se convirtió en Lincoln en el más celebrado lugar de peregrinaje del norte de Inglaterra.
No se sabe qué paso con las reliquias de S. Hugo en la Reforma anglicana (en 1534, durante el reinado de Enrique VIII); el relicario y sus riquezas eran una tentación para Enrique VIII que confiscó el oro y las piedras preciosas.
La fiesta de S. Hugo se estableció el 17 de noviembre. Entre los cartujos no hay nadie más importante que él, excepto S. Bruno. La gran Cartuja de Parkminster, en Susex (condado del sur de Inglaterra), está dedicada a él.
Se le suele asociar como patrón de los niños enfermos, personas enfermas y de los cisnes.