Isabel, princesa de Hungría
Isabel nació en 1207 como hija del rey Andrés II de Hungría y su esposa Gertrudis de Merania. Su madre era hermana de la religiosa que posteriormente será conocida como Santa Eduviges de Silesia. Santa Isabel creció en la corte húngara junto a sus hermanos los príncipes Béla, Colomán y Andrés.
En 1215 su padre tomó una nueva esposa dos años después del asesinato de su madre, y nació una única hija, Violante de Hungría (la posterior esposa del rey Jaime I de Aragón). En 1221 Isabel se casó con el landgrave Luis de Turingia-Hesse y según los registros y leyendas, el matrimonio estuvo caracterizado por un amor correspondido y felicidad.
“Una vez, al entrar en una iglesia en la Fiesta de la Asunción, ella se quitó la corona, la colocó ante el Crucifijo y, cubriéndose la cara, quedó postrada en el suelo”.
Cuando su suegra la reprendió por esto, ella respondió: “¿Cómo puedo yo, una criatura miserable, continuar usando una corona de dignidad terrenal, cuando veo a mi Rey Jesucristo coronado de espinas?”
A Luis no le preocupaba demasiado el reparto de su riqueza entre los pobres que Isabel solía llevar a cabo, ya que creía que la labor caritativa de su esposa le traería una recompensa eterna; se la venera en Turingia como santa. Luis fue un aliado cercano y defensor acérrimo de los Hohenstaufen, y en particular del emperador germánico Federico II, por lo cual en la primavera de 1226, cuando Turingia se vio asolada por inundaciones, hambre y la peste, Luis representó a Federico II en la Dieta de Cremona.
En esta ocasión, Isabel asumió el control de sus asuntos y repartió limosnas por todo su territorio, incluso dando vestidos y adornos de la corte a los pobres. Debajo del castillo de Wartburgo, hizo construir un hospital con 28 camas, y visitaba todos los días a los enfermos para atenderlos. En esa misma época, el inquisidor Konrad von Marburg se convirtió en su director espiritual.
La vida de Isabel cambió radicalmente cuando Luis murió a causa de la plaga el 11 de septiembre, 1227, en Otranto, Italia cuando se dirigía a unirse a la Sexta Cruzada conducida por Federico II. Pocos días después, el 29 de septiembre, Santa Isabel dio a luz a su hija, la beata Gertrudis de Altenberg, la cual fue enviada a un claustro de las monjas Premonstratenses junto a Wetzlar, donde fue criada como religiosa y murió a una edad avanzada como abadesa en 1300.
Isabel murió en Marburgo, bien debido a agotamiento físico o a una enfermedad, cuando contaba solo 24 años de edad. Fue canonizada por el Papa Gregorio IX en 1235, hallándose presente en la ceremonia el propio emperador Federico II Hohenstaufen.
Su carta papal puede verse en el Schatzkammer de la Deutschordenskirche en Viena, Austria. El día de Pentecostés (28 de mayo) del año 1235, durante la ceremonia de canonización, se la llamó «la mujer más grande de la Edad Media alemana».
Su cuerpo se colocó sobre un magnífico altar dorado —que hoy todavía puede visitarse— en la Elisabethkirche en Marburgo. Marburgo se convirtió en el centro de la Orden Teutónica, que adoptó a Santa Isabel como su segunda patrona. La Orden permaneció en Marburgo hasta que Napoleón I de Francia la disolvió en 1803.